Bichos, una aventura en miniatura (John Lasseter y Andrew Stanton, 1998) es la segunda producción de Pixar, tras el éxito de Toy Story. No faltaron las comparaciones aunque estas dos cintas son muy diferentes y, aunque el éxito en taquilla de Bichos fue comedido, es una buena peli.

A los niños les encanta esta historia en la que la hormiga Flik lidera la revolución de los insectos y donde aparece un circo en miniatura en el que brillan con luz propia la mariquita y la oruga, además de las luciérnagas, claro. XD

Los mayores también nos divertimos con ella, así que es un plan perfecto para una tarde de calor, cuando aún no se puede salir a la calle. De hecho, queremos convertirla en un clásico veraniego, ¿qué os parece la idea?

Bichos, un clásico para el verano

Todos sabemos que las hormigas son trabajadoras y trabajan durante la primavera y el verano recogiendo comida para sobrevivir cuando llega el frío. Una de esas hormigas se llama Flick y, un día, la colonia donde vive es atacada por saltamontes.

En base a un antiguo e injusto acuerdo, se llevan gran parte de la cosecha que las hacendosas hormigas habían recogido. Flick, rebelde e ingenioso, decide plantar cara a los saltamontes y, para ello, acude a buscar insectos guerreros que quieran pelear contra los saltamontes.

Una vez de vuelta en el hormiguero con estos fuertes guerreros… ¡resulta que no lo son! Una suerte de malentendidos les ha llevado a encontrarse y no cesarán las confusiones; de la mayoría de ellas, como podéis suponer, Flick no sale bien parado.

Esta obra, como la mayoría de Pixar, es coral y cuenta con diferentes protagonistas, de modo que todo el mundo puede identificarse con algún personaje, ya sea de la colonia de hormigas o de la variopinta troupe del circo.

Bichos: la animación

La película es un canto a la rebelión, a sobreponerse y denunciar condiciones injustas y tratar de luchar para cambiar el sistema establecido, inspirada en Los siete samuráis, de Akira Kurosawa. También un canto a la amistad que cuenta con momentos conmovedores y una animación correctísima.

Para lograrla, se cuidó hasta el más mínimo detalle y llegaron a instalar una mini videocámara en el extremo de una barra a ras de suelo. Así, el equipo de producción de los personajes pudo acercarse lo más posible a ver el mundo a través de los ojos de un insecto.

Aún así, no fue tarea sencilla hacer que se movieran todos esos bichos. Solo Flick, por ejemplo, necesitaba más de 700 controles de animación para sus movimientos.

Las tomas falsas se vieron ya en pantalla grande pero las ediciones para casa incluyeron una segunda tanda cuya claqueta maneja Woody, así que ¡dejad pasar los créditos hasta el final!

¡Dadle al play para ver el tráiler!

Venga, contadme, ¿cuántas veces habéis visto vosotros esta película?