¿Cómo es posible que este cambio de hora cause tanta división de opiniones?
La semana pasada cambiamos la hora al horario de invierno y aunque antes no me gustaba nada este cambio –como a la mayoría de la gente, creo–, desde que soy mami me parece fantástico y este año, más. Superada la emoción de la vuelta al cole, este es el hito que más ilusión me ha hecho. ¿Un bicho raro? Pues os lo explico.
Pensadlo bien: ¡esa noche dormimos una hora más! Esto siempre hace más llevadero cualquier trastorno que pueda ocasionar. Sólo por esto ya le hago la ola al cambio, que bien sabéis la falta de sueño acumulada que llevamos madres y padres, ¿a que sí?
Además ese sábado llegué a las 11 de la noche de un evento en Madrid y el domingo había quedado a las 9:30 de la mañana para pasar una jornada completa haciendo una visita muy especial a Bioparc Valencia y a comer a La mafia ¡esa hora me supo a gloria!
Hablando en general, este cambio de hora supone que amanecerá y anochecerá una hora antes, lo que trata de acoplar el ciclo solar al horario laboral para lograr un pequeño ahorro por el menor consumo de luz, o al menos eso es lo que nos han vendido.
Sea como fuere es cierto que a algunas personas les afecta el cambio pero sus efectos como mucho duran un par de días, algo soportable.
Cómo mola el cambio de hora
En mi caso os prometo que este año, pasar al horario de invierno me ha parecido estupendo. ¿Ya he dicho que dormí una hora más? XD Aparte de eso, a los niños les ha venido súper bien porque se levantan mejor por la mañana y resulta más fácil ir al cole porque el argumento “venga, que ya es de día” les resulta irrefutable.
Lo mismo ocurre a la hora de acostarse. Como cuando estamos en el parque, por ejemplo, nunca ven el momento de recogerse y esta semana que se hace de noche antes es fácil convencerles de volver a casa como mucho a las 6 para que se bañen, cenen y tengamos un rato de vida familiar antes de meterles en la cama.
Además de que convencerles de ir a dormir cuesta menos y eso se agradece, lo que más me tranquiliza es saber que mis peques duermen lo suficiente para que aguanten bien el día. Como mínimo, deben dormir 12 horas para afrontar las clases, las extraescolares, la hora del parque… y todo eso ya sin siesta porque ya son mayores y no tienen esa opción.
Para los detractores de este cambio horario, entre quienes me incluía antes de ser mami, se trata de una medida antigua y obsoleta, tomada durante la I Guerra Mundial para ahorrar carbón, algo que ya no es aplicable en la actualidad. Y argumentan que una hora más por la mañana no sirve para nada y, en cambio, tener aún un par de horas para disfrutar al salir de trabajar es preferible.
Y vosotas, ¿en qué bando estáis? ¿Amáis u odiáis el cambio de hora? ¡Se abre el debate en los comentarios!
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