De apellido «caca culo pedo pis»

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Caca culo pedo pis

Últimamente en casa tenemos una nueva moda capitaneada por J.

Me gustaría contaros que se trata de una afición a recitar poemas, cantar canciones o tocar instrumentos pero no. Y, pese a que nos encanta pintar, tampoco se trata de una facultad artística destacable ni de una destreza física sin precedentes en mi familia… La nueva moda en casa es ponerle de apellido «caca culo pedo pis» a todo.

Leche «pedo», bici «caca», quiere «culo», baño de «pis»… Y es que a J le ha dado por repetir estas palabras cuando menos te lo esperas y como si su uso supusiera un ataque repentino de risas infinitas. Es más si ahora mismo queréis que mi hijo se muera de la risa solo tendréis que decir alguna palabra y ponerle el apellido «caca» que tendréis a J a vuestros pies y llorando a carcajadas.

Y no hablemos de Jimena, que tiene verdadera devoción por imitar a su hermano, No habla mucho pero oiga, qué bien pronuncia estas palabras. Así que os podéis imaginar la situación.

Y ahora es cuando os planteo la siguiente duda ¿qué hago?

Caca culo pedo pis

Caca culo pedo pis

Lejos de que me provoque vergüenza está claro que esta es una fase como otra cualquiera que hay que intentar corregirla de la manera más natural posible. Así que os cuento qué hemos hecho en casa para ir superándola poco a poco ¿lo conseguiremos?

Además si algo he aprendido en estos casi 5 años de maternidad es que cuanto más les prohíbo algo de manera tajante menos resultados deseados obtengo. Así que considerar tabú este tipo de actitud no sólo no va a servir de nada sino que será más complicado que entiendan por qué no deben usar «caca, culo, pedo, pis» para todo.

Relativizar el problema:
Esta etapa es algo absolutamente normal y no pasa nada porque a los niños les llamen la atención estas palabras así que tomároslo con calma y comprensión y será más fácil superarla. O eso al menos es lo que no paro de repetirme a mi misma 😉

Aprender a distinguir el momento:
Evidentemente no queda muy bien ir por el supermercado con los dos y que estén muertos de la risa mientras se chillan el uno al otro «eres una caca», «y tú un pedo apestoso» pero tenemos que enseñarles a distinguir. Así como podemos tener tiempos de risas también hay que saber cuando no corresponden. Para ello yo siempre hago lo mismo: en lugar de reñirles les explico que ahora no toca hacer eso y les ofrezco algo que si pueden hacer.
Por ejemplo: «Chicos ahora no toca hablar de pedos y culos. Ahora toca ayudar a mamá a encontrar el arroz (o cualquier cosa que estemos haciendo) ¿Quien me ayuda?» ¡Y por ahora funciona!

Únete a ellos:
Pues si. Tirados en la cama hacemos pedorretas y jugamos a ver quien dice la palabra que haga más risa. Lo único es que yo juego con ventaja y añado expresiones como «Culonculo mozambiqueño», «estudio pedológico» o «legua pipil» que, además de ser verídicas, ganan por goleada porque a ellos les parecen la bomba. 😉

¿Qué os parece? ¿Vuestros peques han pasado por esta etapa? ¿Tenéis algún truco infalible?
Ah, por cierto, os dejo una canción de hace unos cuantos años y que seguro más de uno recuerda ¿Os acordáis de Enrique y Ana?

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