Sí, lo has leído bien y aunque te parezca increíble, no tengo por qué aguantar los gritos de tus hijos.
Desde que soy madre he aprendido que todos debemos asumir que, en esto de criar a nuestros hijos, lo que nos funciona en casa a nosotros no tiene por qué funcionarle a otros.
Es más, pese a que tengamos posturas enfrentadas es importante que intentemos respetar a quien no elija nuestra opción. ¿Acaso existe una forma de criar universal? No, por mucho que nuestro ego se sienta ofendido en ocasiones.
Dicho esto, hay algo que llevo observando y sufriendo desde hace algún tiempo y que no logro entender por mucho que intento ponerme en el la piel de otros padres. Lo siento pero si tus hijos son de los que gritan por norma, no tengo por qué aguantarlos.
Si mis hijos no gritan ¿por qué tengo que aguantar a los tuyos?
Sin ir más lejos, el martes pasado estábamos ya en la cama. Eran las 23:45 de la noche y había dos niños de unos cuatro años chillando a pocos metros de casa.
Vale que estamos en la playa, vale que es verano, vale que son niños pero, bajo mi punto de vista como adulta y madre, esos niños no deberían chillar.
Y no es que en un momento determinado la emoción les pudiera y pegaran un alarido, no, es que estaban jugando a ver quién gritaba más.
Disimuladamente me acerqué por la ventana y vi como, a escasos metros, estaban dos hombres hablando entre ellos tranquilamente. Lo siento pero por mucho que quiero ponerme en su lugar y circunstancias no lo consigo.
Pensándolo mucho, de verdad, no hay momento del día en el que yo les hubiera permitido a mis hijos pegar esos alaridos sin decirles nada.
Bueno, es posible que en mitad de una excursión en la montaña y con miles de metros cuadrados sin civilización a nuestro alrededor jugáramos unos segundos a descargar energía chillando, o en una montaña rusa, o si nos toca el euromillón… pero ¿jugar a chillar por que sí a las doce de la noche con casas alrededor? Lo siento pero no.
Es más ¿alguien sería capaz de argumentarme algún beneficio de que los niños griten así? Uno sólo, por favor. Ninguno. Así como no lo hay de que les gritemos a ellos. Pero ¿sabéis lo peor? Que esos adultos no lo entenderán y muy posiblemente esos niños se conviertan en futuros adultos que no lo entiendan y así hasta el infinito…
¿En serio te importa tan poco la gente?
Por si las moscas, puntualizo. Desde el mismo momento en que los niños aprenden a hablar, expresan sus emociones y sentimientos a golpe de grito.
Ya sea por alegría, pena o rabia, los peques usan todas las herramientas que están a su alcance para comunicarse y, entre ellas, obviamente, están los chillidos.
Poco a poco está en nuestra mano corregir esta práctica y enseñarles que hay otras maneras de hablar.
Y no sólo eso sino que, además de moderarse, tendrán que aprender a discernir cuándo pueden gritar y cuándo no pueden hacerlo. Lo sé, una tarea difícil, sobre todo si es el propio adulto quien no da ejemplo.
Evidentemente todo dependerá de las circunstancias pero, aunque haya gente que no lo crea, hay situaciones en las que los niños no deben gritar tan sólo por respeto a los demás.
Mis hijos tienen 5 y 3 años y pierdo la cuenta de las veces que les pido al día que no griten, tanto dentro como fuera de casa.
Y no es sólo porque molesten sino porque creo que es parte fundamental de su educación. Es muy sencillo: no quiero que se conviertan en adultos que chillan por todo.
Entonces… si yo tomo conciencia de que esta conducta puede ser inapropiada en algún momento y me esfuerzo en corregirles para que no molesten a otras personas, ¿por qué tengo que aguantar la conducta pasota de otros adultos respecto a sus hijos?
Y yo sigo con mi duda: si mis hijos no gritan, ¿por qué demonios tengo que aguantar los gritos de los tuyos?
Completamente de acuerdo, es una de esas cosas que molesta mucho, quizá porque tu te tomas la molestia de intentar educarlos?
Pero también se me ocurren otros ejemplos, te molestas en que tu hijo tire la paquete del zumo en una papelera y luego te encuentras a padres, ya no digo los niños, los padres tirando cosas al suelo.
Pero entonces ocurre que cuando vas a acercarte a decirle al individuo que «se le ha caido un papel», ves a algún niño (de otra familia) que recoge lo que han tirado otros.
Termino, aunque hay padres que recibieron mala educacion y es lo que les dan a sus hijos, hay otros muchos padres que educan a sus hijos para que el día del mañana sean civilizados. Intentemos pensar positivamente (sí, ya sé que cuesta)
Un saludo