¡Mamá me duele la pierna! Chilla Jimena desesperada muchas noches.
Al principio nos preocupamos por su malestar pero nos extrañaba que siempre fuera a la hora de dormir. ¿Será cansancio? ¿Será del crecimiento? ¿Le pasará algo grave?…
Lo bueno es que esto de no ser ya madre primeriza creo que tiene alguna ventaja y, en esta ocasión, intuía que no le dolía como para preocuparnos.
Lo malo es que pasados los días en lugar de remitirle el dolor formaba parte del ritual de la noche. Nos lavábamos los dientes, leíamos un cuento, apagábamos la luz y justo cuando había que dormir a Jimena le duele la pierna.
Lo sé, en este punto mucho de vosotras estáis asintiendo con una media sonrisa y pensando: «sólo está llamando la atención». Pues si, tenéis razón.
Mamá me duele… u otras llamadas de atención
No os diré que preferiría que le doliera de verdad por no parecer desalmada pero, si así fuera, al menos sabría como atajarlo. No, a mi hija no le duele nada, sólo quiere llamar la atención de su madre a la desesperada.
Y digo que es hacia mí porque a mi marido no se lo hace ni la mitad de las veces ni con tanta intensidad. ¿Qué puedo hacer? Porque no os creáis que la cosa se queda ahí.
Ahora, cuando se enfada la frase que le acompaña entre llantos es «¡me duele la pierna!»
Cuando esto sucede lo único que le alivia es que le acaricie una pierna (la que le «duele» ese día) de la manera que a ella le apetezca. Es decir, hay días que tengo que hacerle cosquillas, otros le tengo que acariciar por encima del pijama o, incluso, darle leves golpecitos hasta que se le pasa el disgusto o, si es de noche, queda dormida.
Lo sé, lo sé… sólo llama mi atención pero os aseguro que no sé como atajarlo.
¿Qué pasa si no le haces caso?, me preguntaba una amiga, pues que puede estar una hora (de reloj) llorando. No exactamente como una rabieta pero me temo que esto con la edad vaya a mayores.
Sinceramente creo que no hacerle caso igual acaba con el problema puntual pero no con el de fondo: mi hija reclama mi atención.
Fingir dolor para reclamar atención
Mi hija tiene una necesidad no resuelta que no comprendo así que he buscado por mil portales de internet buscando la solución y estas son algunas pautas que he encontrado:
- No sirve de nada no hacerle caso, al contrario, no sólo empeoramos la situación sino que no nos enfrentamos al problema.
- Hay que intentar resolver la atención que necesita para que no tenga necesidad de llamarla.
- Tenemos que incitarle a que exprese lo que sienten en palabras.
- Está claro que no les duele pero no hay que decirles que mienten de forma directa sino tratar de ver qué quiere decir. Frases como: «Sabes que esto te pasa siempre a la hora de dormir» ¿qué te pasa? ¿No tienes sueño? ¿Quieres que mamá te acaricie para dormir?
- En definitiva es armarse de paciencia para intentar enseñarle a expresar e interpretar su enfado.
A partir de ahora voy a intentar llevar a cabo todos los pasos de la lista pero no todos los días tengo la paciencia, el humor y el cariño que se supone que debería echarle a la situación así que en la práctica os diré que me parece todo muy complicado.
Y ¿sabéis lo peor de todo? Que me siento culpable.
Y a vosotras ¿a alguien le ha pasado algo similar? ¿alguna recomendación?
Gracias a todas de antemano 🙂
A mi hija le pasa lo mismo. cuando se pone triste por lo que sea dice que le duele la tripa. como cuando esta mala de catarro que tiene muchos mocos y se nota congestionada.
la abrazo fuerte y le digo que le curo y se le pasa al momento. me alegra ver que no es un caso aislado
Hola a tod@s, lo que me cuentas me suena muchiiiiisimo. Tengo dos hijos ya grandecitos, la niña con 18 y el niño con 15. La niña siempre ha sido una bendita pero el niño, el niño me traía por la calle de la amargura, y de verdad que me duele decirlo así pero es que no hay otra manera. Estoy leyendo el artículo y me siento muy identificada contigo. Mi hijo no lloraba al irse a dormir, me llamaba como cinco o seis veces caaaaada noche. Me dieron millones de consejos pero realmente ninguno me funcionó. Y me pasaba como a ti, me sentía culpable si no acudía a su llamada. Consejo, se paciente y habla con tu hija, aunque es pequeña no es tonta. Hazle entender que puede conseguir lo mismo pero sin llorar. Ufff, que difícil es ser mamá, y no creas que con los años te vas a relajar, je je, que no se que es peor.
Un besito. Eva.
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