«Cada persona es un mundo». Si hiciera un ranking de frases que usamos en el día a día esta estaría en mi top five, seguro. No es que sea gran cosa pero resume bastante bien que pese a ser de la misma edad, sexo, raza, religión, barrio, colegio… dos personas ante una misma situación pueden reaccionar de formas distintas. ¿Mejor? ¿Peor? No, distintas.

Así, si algo no te gusta y ves que a otra persona le chifla, sólo tienes que asimilar que cada persona es un mundo para entender cómo puede «ponerse eso», «gustarle tal cosa» o, incluso, votar a aquel partido político. Aunque claro, después de esto viene el tema de la tolerancia… Pero esto es ya para nota.

Supongo que hasta aquí todos estaréis de acuerdo y que pensaréis que mi reflexión no tiene ningún misterio. De acuerdo pero, ¿Qué pasa si os hablo de los niños? ¿Les dejamos elegir su mundo? No. La respuesta es no.

«¿Cómo le vas a comprar eso al niño?«, exclamaba un señor en mitad de un conocidísimo establecimiento de juguetes. «Pero si es lo que me ha pedido», le argumentaba la señora que le acompañaba. «Nada, nada… No se va a pintar las uñas con algo que le regale su abuelo».

La escena era sencilla un matrimonio estaba comprando un regalo a un niño (varón) y el abuelo al ver que su mujer había elegido un set monísimo de pintauñas con pegatinas y secador incluido se le revolvió hasta el último rincón de su estómago.

Pero no os escandalicéis porque esto que os puede parecer del siglo pasado, a otro nivel, pasa en mi casa. J alguna vez me ha visto pintarme las uñas y me ha pedido que se las pinte a él. Yo lo he hecho pero cuando la gente lo ve (incluido mi marido) no pueden evitar sentir cierto reparo si decido salir con él a la calle con su manicura de colores.

Pero… ¿Qué pasa si un niño se pinta las uñas o una niña sueña con ser futbolista? ¿Y si un niño sale a la calle con un carrito a pasear a su bebé mientras su amiga no deja de patear una pelota de fútbol?…

Yo os lo digo: lo mismo que si juegan a dragones, sueñan a ser bomberos, aprenden bailes regionales o cocinan galletas con avena… NADA . No pasa nada. Juegan, crecen y se forman como personitas y aunque parezca mentira en el siglo en el que vivimos aun hay gente que no lo entiende.

Así que ahora que vienen días de hacer muchos regalos a los niños yo os pido que reflexionéis sobre el tema y escuchemos qué quieren realmente ya que los niños no entienden de diferencia de sexos.

Que no sea nuestros prejuicios de adultos los que llenen la carta de estereotipos que marquen con qué jugar porque ¿Qué pasa si juegan?