Sé que nos acordaréis de los besos de madrugada que os damos cuando estáis dormidos. Ni de las horas en el parque jugando.
Ni de los abrazos, la risas y los consejos que ahora os damos junto a vuestros seres mayores más queridos.
Asumo que no sabréis por qué os gusta tanto leer y cantar, ni recordaréis los cuentos y letras que ahora repetís al dedillo.
Entiendo que no recordaréis las veces que os reñimos por decir una palabrota, reíros de un amigo o por pelearos como buenos hermanos.
Ni cuándo aprendisteis a dar las gracias, a pedir perdón o por qué sabéis la importancia de hablar con respeto.
Comprendo que no podréis decirme cuándo aprendisteis que no se debe hablar chillando o por qué es mejor dejar que se pase un enfado antes de expresas cosas que no queremos.
Sé que no sabréis precisarme cuando empezasteis a ser independientes y a hacer todas estas cosas por vosotros mismos… Os entiendo porque a mí me pasó lo mismo.
Pero tranquilos porque cuando tengáis a vuestros propios hijos lo viviréis con ellos y entenderéis la importancia que tuvo en vuestras vidas que os educáramos en el amor incondicional y en el respeto hacia los demás.
Así hijos míos debería ser y, al menos, papá y mamá están en ello.
Que bonito Clara
Gracias Nadia