La Organización Mundial de la Salud (OMS) tiene una tabla de patrones de crecimiento desde que un niño nace hasta los 5 años y yo la tengo más que presente porque Jimena está en el percentil 25 y es algo que busco mucho.

Aunque ya se sabe cada niño es un mundo un percentil es la medida estadística que nos permite saber cómo se sitúa un valor en una muestra determinada. Por ejemplo, comparar los valores de una niña (altura, peso) con el de una muestra de niñas de su edad.

En el caso de Jimena que te contaba, significa que dados su altura y su peso, el 25% de las niñas de su edad coinciden con sus datos o están por debajo y el 75% de las niñas de su edad está por encima. Es decir, para su edad, es pequeña.

No te voy a engañar, es algo que siempre me ha preocupado. Sí lo sé, mientras esté sana no hay por qué preocuparse de nada pero, ser bajita, es algo que a mucha gente le acompleja y mi hija es mucho más bajita que sus compañeros.

Medidas infantiles según la OMS

No obstante, si dejamos a un lado las preocupaciones lógicas de la maternidad, lo que tienes que tener en cuenta es que los percentiles son curvas de crecimiento y varían según los países, aunque el último estudio elaborado por la OMS entre 1997 y 2006 obtuvo datos del crecimiento de unos 8.500 niños de distintos orígenes étnicos y culturales (Brasil, Estados Unidos de América, Ghana, India, Noruega y Omán) y estableció una referencia internacional y única para todos los niños menores de cinco años.

En España, estos valores estadísticos los proporciona el sistema de salud pública y se dividen en dos grupos diferenciados por edad: de 0 a 2 años, y de 2 a 14 años. Además de la altura y el peso, en los bebés hasta los dos años también suele medirse la circunferencia de la cabeza.

En las visitas periódicas, él o la pediatra valora la evolución de cada niño o niña y nos va indicando pautas a seguir. Porque esa es la clave: la evolución de cada niño porque, como decía, cada niño es un mundo.

Tampoco los niños crecen de forma lineal, ya que el crecimiento depende de muchos factores genéticos, ambientales, de nutrición, enfermedades que puedan pasar, causas psicoafectivas…

Por eso, lo que se mira es la velocidad de crecimiento: cuánto ha crecido un niño en seis meses. Y esa velocidad cambia según la edad: cuanto más peques son, más rápido crecen. ¿Sabías que en el primer año de vida un bebé puede crecer hasta 25 cm? ¡Parece increíble!

La media el segundo año está en 12 centímetros, y entre 7 y 9 centímetros de los 2 a los 4 años. A partir de ahí, suelen crecer entre 5 y 6 cm por año, hasta la pubertad. ¡Mirad cómo han cambiado los míos!

¿Qué nos suele preocupar?

Aquí es cuando viene la fiesta. Justo antes de la pubertad hay una especie de parón de crecimiento que a muchas madres y padres nos preocupa pero es perfectamente normal. La diferencia en el inicio del desarrollo o maduración sexual puede variar entre 4 y 5 años de unos niños a otros, y, aunque todos son perfectos, solemos comparar a nuestros hijos con el de al lado o entre hermanos.

Ese parón es tan normal como la bajada de peso que sigue al momento del nacimiento, que puede ser hasta de un 10% del peso del bebé al nacer y que angustia especialmente a padres primerizos. Lo habitual es que ese peso se haya recuperado unos 15 días después.

Por supuesto, ante cualquier duda, lo mejor es consultarlo con el pediatra y así quedarnos tranquilas pero no debes dejar de repetirte que hay crecimientos distintos, que la genética cubre varias generaciones y que lo importante es estar sanos y felices.

¿Por qué digo lo de la genética? Mi marido y yo no somos precisamente bajitos, ambos medimos pasado el 1,72 con lo que podemos decir que estamos por encima de la media pero ¿llegarán mis hijos a esa altura? No tiene por qué. En ambas familias hay familiares (hermanas, tías, abuelas y primas) que son mucho más bajitas que nosotros con lo que nuestros hijos pueden serlo también.

Yo muchas veces me planteo por qué me preocupa tanto su altura y siempre acabo dándome cuenta de que lo que realmente me preocupa es que mis hijos sufran de alguna manera, que tengan algún complejo. ¡Pues vaya novedad! Así que me centro en que sean felices y educarles en la empatía hacía el prójimo.

Y tú ¿también te has preocupado alguna vez por las medidas infantiles?¿Qué opinas?

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