«¿ Minecraft qué?», le preguntaba a mi cuñada hace meses cuando empezamos a planear la comunión de mi sobrino. Como sabéis estuvimos de comunión hace poco y nuestro regalo para Daniel fue la mesa de chucherías de la celebración.

Cuando su madre me habló por primera vez de este videojuego a mi me sonaba todo a chino así que me puse a investigar sobre el tema para idear una sweetbar con esa ambientación. ¡Ya le podía haber gustado más el fútbol!, pensé.

Minecraft es el mundo del pixel y la forma básica es el cuadrado. Es un juego de construcción en 3 dimensiones donde los jugadores interactúan con el entorno. Pueden elegir un modo de juego para sobrevivir o para construir lo que se les ocurra. Os haréis una idea mejor con un vídeo:

Minecraft o cómo volverse loca con una barra de chuches

Me llamó la atención, lo confieso, el volumen de ventas de un videojuego que, aparentemente, podría parecer mal hecho con la calidad de gráficos que hay en la actualidad. Pero parece ser que justo el pixelado es parte de su encanto:  algo así como el rollo vintage en los juegos de ordenador.

Como curiosidad os sugiero la lectura de este artículo de Educación 3.0 que, además de dar una visión general del juego para gente que no lo conoce, habla de su uso formativo en las aulas.

Algunas de las acciones que quienes juegan llevan a cabo es recolectar alimentos, conseguir un refugio donde dormir, algunas armas o construir todo aquello que son capaces de imaginar.

Y esa idea de la comida me inspiró para crear la candybar.

Minecraft: la decoración de la mesa

Los colores básicos eran marrón y verde, como la tierra del videojuego. Tras la mesa, utilizamos una celosía del propio restaurante para acotar un poco más el espacio. Le añadimos papel verde detrás para que se viera mejor el letrero con su nombre (letras de madera).

Aprovechamos esa pared improvisada también para colgar una espada de Minecraft que tenía Daniel y los llaveros del juego.

En el suelo y sobre la mesa pusimos césped artificial del más barato que venden en Leroy Merlin, para decorar y hacerlo todo más realista. Si lo compráis alguna vez tenéis que tener en cuenta que al recortarlo se des

En esa línea, las bolsas de papel también eran de Minecraft. Llevaban unas patatas fritas dentro pero la gente las utilizó para servirse llevárselas a la mesa. Yo no lo pensé de antemano y tomo nota de la idea para la próxima barra de chuches. Resulta realmente práctico que haya bolsitas para que las personas invitadas puedan coger las que quieran.

Junto a las bolsas, había pulseras infantiles de goma de distintos colores con el texto Minecraft, ¡cómo no! Todos estos accesorios (pulseras, llaveros, pegatinas, las bolsas y los globos) los conseguí en Aliexpress. Tened en cuenta hacer el pedido con tiempo porque los envíos a veces tardan bastante. Como no acababa de fiarme de la calidad de estos globos, encargué otro tipo de globos y al final sobraron, claro.

Para beber

En dos botes grandes con dispensador preparamos zumo multifrutas, el preferido de mi sobrino, y batido de chocolate.

La base de los botes estaba cubierta con una impresión en papel de la tierra del videojuego.

Las tapas son de cristal pero montando la mesa con los nervios se me escapó una y se partió en millones de trocitos así que nos tocó ponerle una servilleta. No era lo que quería pero tampoco quedó tan mal ¿no?

Las botellas para servir la bebida las había ido recogiendo en casa y las decoramos con pegatinas de los personajes de Minecraft.

En la mesa de los niños, que también decoramos con globos y espadas de cartón, pusimos un pack pegatinas de regalo en el plato de cada peque.

Este tipo de pegatinas os pueden ayudar a pulir algunos detalles para que todo esté acorde.

Chucherías que «alimentan»

Lo más complicado fue encontrar los dulces que se asemejaran a la comida que los jugadores toman en sus partidas. ¡Teníais que haberme visto en el sitio donde las compré, enseñándole a la dependienta las imágenes de los alimentos de Minecraft! XD

Las chucherías las dispusimos en cubitos metálicos de Ikea con papel pinocho marrón dentro y unos letreros montados en cartulina que indicaban qué alimento del videojuego eran.

Por ejemplo, unos caramelos de menta con forma de bola verde representaban los slime balls , las moras de nata azules eran diamons, las tiras de regaliz hacían de tnt, los panchitos eran zanahorias… y así con un montón de cosas más.

Insisto: ¿No podía gustarle al niño más el fútbol? Eso sí, pese a no ser de las más populares ¡no quedó ni una!

Además, encargué unas galletas a Similam Díselo dulcemente de dos de los personajes humanos, otra verde y otra de un cerdo. La atención fue correctísima, muy amable, y las galletas ¡estaban buenísimas!

Llegaron perfectamente empaquetadas y fue un gustazo comprobar que toda la gente que me las habían recomendado no se equivocaban. Así que sin duda os recomiendo a esta empresa si queréis galletas personalizadas. ¡Nosotros repetimos SEGURO!

Y hasta aquí la mesa de chuches de Minecraft. ¿Qué os ha parecido?

Espero que os sirvan estas ideas si tenéis que montar alguna y os adelanto que si es un regalo todo el esfuerzo vale la pena sólo por verle la cara a tu sobrino y que te diga eso de «tita no me ha gustado me ha encantado».

Eso si, ni una partida de Minecraft he jugado ¿tendré valor? 😉